martes, 21 de abril de 2009

forastera


Otra noche comienza a caer sobre los hombros de esta cálida, inquieta y sonrriente ciudad. Veo con ojos contemplativos las diferencias que me alejan y me atraen de ella ,dentro de mis curiosos pensamientos.

Quiero conocer, acercarme, pero no quemarme. Quiero reflejar lo que veo desde fuera pero sin hacerme parte de este vaivén de entregas y detenciones.

A veces, muy seguidas, no soporto sus tonos, su calma, su "devagar" que altera, y ese acento que mis oidos repiten hasta en suenos... A veces, casi siempre, no quiero más. No quiero seguir con esto, quiero pensar que es un trozo pequeno de mi vida, una fase que pronto será parte de mis vivencias, de estas hojas, pero no más de mis despertares.

Se me hace fácil entregarme a las tinieblas, a la mierda más espesa y mal oliente, pero esta vez sé que no existirá mano alguna que me intente sacar afuera, y si hay una no será lo suficientemente fuerte...lo siento, y eso duele...

Ahora estoy sola, en estas tierras extranas, no hay lugar ni sensación alguna que me haga sentir feliz, no hay ganas de continuar aquí. Pero tengo claro que la vida no termina en este rincón del mundo, apenas comienza, que apenas abro mis ojos a este mundo inmenso y desconocido, apenas descubrí la cima de la cordillera envuelta en nubes sobre un cielo maravillosamente limpio e inmenso.

Sé que esto comenzó recién, y aunque no era lo que creí que sería, continúo por un nuevo camino, por ese de eternos los cambios.